El objetivo de esta práctica consistía en intentar
conocernos a nosotros mismos a través de 3 emociones básicas muy disruptivas: la
ira, el miedo y la tristeza.
La clase comenzó colocandonos todos en círculo con el objetivo de crear un ambiente más "íntimo" y así poder vernos los unos a los otros. La actividad consistía en redactar en 3 papeles cada alumno mociones temporales (pasajeras), nuestros miedos en uno, en otro lo que nos produce rabia, y un tercero donde plasmábamos qué era lo que nos ponía triste. Todo esto de manera anónima, por supuesto.
Automáticamente los metíamos en sus sobres correspondientes,
y después aleatoriamente de esos mismos sobres cogíamos aleatoriamente un papel
cada uno de cada sobre, para proceder a leerlos en clase y así poder comentar
los resultados en la clase.
La conclusión que sacamos nosotros de esta practica, al escuchar cosas tan personales y "malas" de nuestros compañeros, es que no estamos solos con nuestros quebraderos de cabeza. Muchos de ellos compartían los mismos miedos que nosotros: miedo a la soledad, sentían ira por muchas cosas parecidas: impotencia, y por no hablar de la tristeza... en la que predominaba un tema en concreto : la pérdida de un ser querido.
Nosotros hemos llegado a una conclusión común tras realizar
esta práctica: es muy útil a la hora de trabajar para ayudar a otras
personas, y abre muchas puertas a la confianza del cliente.
Reconocer nuestros defectos y nuestras fortalezas, es decir,
conocer bien cómo somos para entender y trabajar con los usuarios. Por tanto el
auto-conocimiento es muy funcional a su vez en el mundo del trabajo
social, pero sobre todo en la vida cotidiana.
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